En todo el territorio nacional, la bandera celeste y blanca señala la pertenencia al suelo argentino. Desde chicos, asociamos un conjunto de colores dispuestos de determinada manera con la idea de nación, y sabemos que existe una bandera en particular que nos convoca e identifica.
En la Argentina existen cerca de cincuenta mil escuelas. Algunas son muy distintas entre sí: hay escuelas en las grandes ciudades y en medio del campo, en la selva y en el desierto; algunas reúnen miles de alumnos, mientras que en otras una decena de chicos de distintas edades estudia en la misma aula; muchas dan vacaciones a sus alumnos en verano y otras cierran sus puertas en invierno, durante la temporada de nieve. Más allá de estas diferencias, en todas las escuelas del país, los chicos izan y arrían todos los días la misma bandera.
Cada 20 de junio se homenajea a la bandera en el aniversario de la muerte de su creador, Manuel Belgrano. Belgrano fue uno de los jóvenes más brillantes de su época (1770-1820) y uno de los hombres más íntegros y trabajadores que dio nuestra Nación. Estudioso, culto y polifacético hombre público, murió a los 50 años en absoluta pobreza, coronando así una vida ejemplar de servicio a la Patria.

Belgrano durante la bendición de la bandera
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“Valentía + Entrega + Patriotismo = Grandeza”
Soy tu prolongación: ¡Padre!
Hace muchos años que la vida me arrebató lo más grande que tenía: mi viejo, mi querido viejo.
Era entonces un adolescente de 14 años.
Mi felicidad se quedaba en ese día, en ese mes y en ese imborrable, cruel, indescriptible...
Yo, sin padre.
Yo, su prolongación...
Desde entonces un cúmulo de conflictos o problemas han invadido la tranquilidad familiar, pero ese ser, que me dio vida, sigue instalado como un roble fuerte y noble al lado mío.
Cuando siento que el mundo se me viene encima, su figura de hombre simple, luchador; su perseverancia para ser y hacer, me contagian su VALENTÍA y su coraje para volver a empezar.
Ya soy un adulto.
El mayor de cinco hermanos. El que piensa finalizar los estudios, cueste lo que cueste, para cumplir parte de ese rol que mi viejo, me legó al irse: educar a mis hermanos junto a mi Madre, el sueño de cumplir la frase favorita de mi padre: "Todos para uno y uno para todos".
Nada es fácil, pero todo es posible.
Claro que mi necesidad de tenerlo a mi lado, aún no ha sido superada. Tal vez sea un lado terrenal eterno.
Por su ENTREGA sin dobleces yo siento que mi padre tiene la GRANDEZA de aquellos que dejan un sello o distintivo inigualable: la esencia de la honestidad.
Y como no lo tengo a mi lado físicamente le pido a todos los jóvenes que lo tienen, que aprendan a reconocerlo como un ser irremplazable, único e irrepetible...
Aquel que te escucha, seguramente, cuando estás "depre", aquel que te aconseja cuando la irracionalidad te incomoda, aquel que alimenta cada tu “autoestima", con una mirada se hace cómplice de alguna aventura…
Si, aquel que llega cada día con el pan para tu mesa, ése, tu padre, lleno de PATRIOTISMO, está forjando tu porvenir y poniéndole el hombro a la Patria.
No lo dejes sin palabras.
Si yo fuera vos... Si yo lo tuviera frente a frente le diría: " ¡Gracias Campeón! Vos has ganado el título más importante de tu vida, la de ser “MI PADRE".
Por eso viejo, no desmayo fácilmente, como vos, ¿viste?
“Estoy aprendiendo a ser".
Alberto Alcaraz
Universidad Nacional de San LuisPcia. de San Luis
Universidad Nacional de San LuisPcia. de San Luis