lunes, 6 de septiembre de 2010

La Niña Bonita


Dentro de los festejos de los primeros 15 años de Talentos para la Vida queremos festejarlos en este comienzo con el trabajo de Talentos muy caros a nuestro hacer cotidiano, a nuestro compromiso con la Educación en Valores, a nuestra esencia:
Emprendedor + Constancia + Esperanza = Pionero
Son los mismos talentos de los Patriotas que 200 años atrás empezaron a construír un gran sueño y también de los Talentos Emprendedores de nuestros abuelos y bisabuelos que hicieron realidad el sueño de los Fundadores de nuestra querida Argentina.
Karen Milessi nació hace 15 años y desde el Instituto Mariano Moreno de Monte Grande Pcia. de Buenos Aires ganó la Medalla de Oro con este trabajo que representa los Talentos más arriba mencinado de Marzo de 2010. Disfrútenlo como lo hicimos nosotros.
Biblioteca Patria Nº 20 en el Partido de Punta Indio a la Escuela Nº 3
SIN PAUSA, PERO SIN PRISA
La importancia de ser constante.
“Persevera y triunfarás” dice un viejo dicho popular aplicado a todo tipo de esfuerzos de la vida cotidiana. De más esta decir que el esfuerzo y la constancia son valores a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo un objetivo pero, de no estar alimentados por la esperanza, resultaría imposible no rendirse en el intento.
Entonces, ¿cuál es la importancia de ser constantes?, ¿hacia dónde nos conduce el esfuerzo?
La constancia es una virtud adjunta a la fortaleza que inclina a permanecer en el ejercicio del bien, a pesar de las molestias que ocasione su prolongación. La constancia hace permanecer inmóvil e inquebrantable en la práctica de la virtud un día y otro día, sin desfallecer jamás. La misma se opone a la flojedad, que se inclina a desistir fácilmente de la práctica del bien cuando surgen las primeras dificultades que provienen de la costumbre, pues quien esta acostumbrado a los placeres podrá soportar con mayor dificultad su privación y no soportara la tristeza de la misma abnegación.
Ahora bien, ¿por qué resulta difícil mantenerla? Lo difícil no es comenzar algo en la vida, sino continuar con constancia hasta el final. ¿De que sirve empezar y no terminar, como el que empezó a construir la torre y la dejó a medias?, ¿qué vale una vida de fervor y santidad si no se persevera en ella?
Un caso particular de lo antedicho es Mahatma Gandhi, la personalidad indígena más relevante de la historia india contemporánea. Los ideales que guiaron toda su vida y que se identifican con su ardiente amor a la India y una necesidad innata de llevar a cabo la difícil misión con un espíritu de amor y caridad hacia la humanidad entera, comienzan a revelarse públicamente con el generoso impulso con que Gandhi se dedicó a realizar la obra de redención y de elevación moral y social.
Numerosas y variadas fueron sus iniciativas humanitarias; instituyó colonias agrícolas y hospitales, y, sobre todo, desde entonces, trató de eliminar las castas y religiones que dividían a su pueblo. En sus relaciones y en sus inevitables choques con las autoridades gubernativas de Sudáfrica inauguró un método de lucha, o mejor de resistencia que mantenía el respeto a la persona humana y evitaba la revuelta armada; la “resistencia pasiva”.
Observamos así un claro ejemplo de constancia y esfuerzo que, acompañados de la esperanza, dieron como resultado a un pionero en la lucha de la paz, que, con indómita constancia, continuó luchando –siempre inerme- por aquellos ideales de cuya fe nunca se apartó; y asi mantuvo una esperanza inquebrantable hasta el día de su sacrificio.
Lo importante en la constancia no radica en el objetivo deseado sino en el mantenimiento de la constancia en si, como una antorcha que debe mantenerse encendida independientemente de lo que deba alumbrar.
“No es la fuerza, sino la perseverancia de los altos sentimientos la que hace a los hombres superiores”, bien dijo Nietzsche alguna vez. Y son estos hombres, quienes alimentados por la esperanza, se convierten en pioneros. Podemos mencionar así el campo de la ciencia, en el cual la constancia descubre nuevas soluciones a los problemas humanos; o el mundo artístico, en el que el esfuerzo triunfa  por dar lo mejor de si; pero, sin ir demasiado lejos, la constancia nos convierte en “pioneros de nosotros mismos”. Somos nosotros quienes logramos, con esfuerzo y dedicación, cumplir nuestros propios objetivos, nuestras metas personales e individuales. Incursionamos en nosotros mismos cumpliendo nuestras metas, sabiendo que lo podemos lograr.
Así, llegamos a la conclusión de que el esfuerzo es el mejor es el mejor camino a seguir a la hora lograr un objetivo, pero, donde la esperanza no existe, no pude existir el esfuerzo.
Pero entonces, ¿nos garantiza el esfuerzo obtener una victoria segura? Imposible saberlo. Pero, como diría Gandhi, “nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado; un esfuerzo total es una victoria completa”.
Karen J. Milessi
3er. Año Polimodal Comunicación
Instituto Mariano Moreno
Monte Grande, Pcia. Buenos Aires


¡Argentina, Te Quiero!
Bicentenario
Talentos para la Vida

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